13 de marzo de 2016

Rosquillas de Semana Santa

Rosquillas de Semana Santa



Porciones / número de personas: 6 personas
Tiempo de Preparación: 40 minutos
Tiempo de cocción: 15 minutos
Categoría: Postres
Dificultad: Fácil

Ingredientes 

2 kilos de harina
3 sobres de levadura
27 cucharadas de vino blanco
3 sobres de bicarbonato
27 cucharadas de aceite de oliva
1 limón
9 huevos
27 cucharadas de azúcar

Cómo preparar 

Para comenzar a preparar esta receta lo primero que debemos hacer es rallar un limón. Echamos la ralladura que hayamos conseguido en un bol grande y añadimos los 9 huevos.

Batimos bien (mejor si lo hacemos con la batidora), añadiendo las 27 cucharadas de vino (son 3 por cada huevo).

A continuación incorporamos las 27 cucharadas de azúcar y otras 27 de aceite (también son 3 por cada huevo). Y posteriormente añadimos tres sobres de levadura y otros tres de bicarbonato. Volvemos a coger la batidora y batimos bien todos los ingredientes.

Cuando ya estén bien mezclados vamos incorporando la harina muy despacio. A medida que la vamos echando, vamos removiendo con una cuchara de madera. La masa resultante debe quedar manejable, sin que sea demasiado espesa.

Cuando ya tengamos una masa compacta, salpicamos con un poco de harina la encimera y la seguimos trabajando con las manos durante unos minutos.

Cogemos un bol pequeño y ponemos allí un poco de aceite. Nos mojamos los dedos y cogemos un poco de masa, estirándola de manera que rodee dos de nuestros dedos y sellando posteriormente los bordes. Hay que tener en cuenta que el agujero debe quedar lo suficientemente grande, porque si lo hacemos pequeño desaparecerá cuando friamos los roscos.

Según vayamos teniendo los roscos listos los vamos colocando sobre la encimera en la que hemos trabajado la masa.

Cuando los tengamos todos hechos cubrimos la base de una sartén grande con abundante aceite y la ponemos a calentar a fuego medio. Cuando veamos que el aceite está lo suficientemente caliente, pero sin que llegue a echar humo, lo bajamos, y vamos friendo los roscos por ambos lados, dándoles la vuelta cuando ya estén dorados por una de sus partes.

En otro bol echamos azúcar. Según vayamos sacando los roscos del aceite los dejamos enfriar unos minutos hasta que podamos cogerlos con los dedos y después los vamos pasando por el azúcar, dejándolos en un recipiente hondo, limpio y seco. ¡Y listos para comer!

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