Grandes beneficios en una aromática infusión
En las antiguas Grecia y Roma coronaba a los guerreros y emperadores más valientes, así como a los atletas vencedores en las pruebas típicas de esta época –seguro que os suena haberlo visto en los cómic de Asterix o las pelis de Julio César–, siendo un claro distintivo de victoria y una especie de protección contra los malos espíritus.
En la actualidad, aunque la cocina sea la primera aplicación en la que pensamos cuando nombramos el laurel –especialmente como aromatizante de numerosos guisos–, ésta no es la única posibilidad que ofrece, ya que también tiene numerosas propiedades para nuestra salud. Esto se debe a que en su composición están presentes sustancias muy beneficiosas como los antioxidante-minerales–tales como potasio, fósforo, calcio y magnesio–, además de ser bactericida y rico en ácidos grasos orgánicos, áacido folico, fibra y vitaminas B6 y C, entre otros.
Por todo ello, el laurel es una planta muy recurrente para tratar de atajar problemas digestivos, falta de apetito e incluso afecciones del aparato respiratorio. No obstante, para cualquier uso médico que queramos darle siempre es conveniente consultar antes con un experto, ya que, por ejemplo, un consumo excesivo podría resultar contraproducente para nuestro estómago, así como confundir el laurel (laurus nobilis) con el laurel-cerezo, cuya ingestión es tóxica para las personas. Incluso un contacto prolongado con la piel (en su uso tópico) puede derivar en una dermatitis.
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