POLLO AL AJILLO
1 pollo en trozos no muy grandes (alrededor de 1¼ kg)
1 buena cabeza de ajos
El zumo de un limón
Aceite de oliva virgen para freír el pollo
1 ramita de tomillo fresco (o un pellizco de tomillo seco)
¾ cucharada de harina corriente
200 ml de vino de Jerez seco
300 ml de caldo de pollo casero
Perejil
Sal
INSTRUCCIONES
Si queremos podemos quitarle la piel a los trozos de pollo, hay a quien no le gusta porque es muy grasa.
Sacamos los dientes de ajo de la cabeza y partimos la mitad de ellos por la mitad, sin quitar la piel. Pelamos la otra mitad y picamos menudito los dientes. Reservamos.
Cubrimos el fondo de una buena sartén con aceite de oliva virgen, lo calentamos a fuego medio y freímos los ajos que hemos dejado con piel hasta que estén dorados, para que den sabor al aceite; los retiramos.
Freímos después a fuego alto las piezas de pollo, previamente saladas. Iremos dando la vuelta al pollo para que se dore bien (hay quien pasa el pollo por harina antes de freírlo, pero yo prefiero no hacerlo porque se absorbe aún más aceite).
Que por cierto, cualquiera que haya frito pollo sabe que es un poco castaña, porque hace saltar el aceite como un condenado y además luego lo deja hecho unos zorros de sucio.
Que por cierto, cualquiera que haya frito pollo sabe que es un poco castaña, porque hace saltar el aceite como un condenado y además luego lo deja hecho unos zorros de sucio.

Ponemos aceite nuevo en una cazuela y añadimos los ajos picaditos. Cuando empiecen a dorarse agregamos la harina, la tostamos un poco, removiendo con cuchara de madera y añadimos algo de caldo; le damos unas vueltas hasta que empiece a espesar.

Dejamos cocer suavemente 15-20 minutos, hasta que el pollo esté tierno y la salsita vaya espesando.
Al servirlo lo espolvoreamos con perejil picado. Y ya está.
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