Tome 2 tomates verdes y corte en rodajas.
Lávese bien y, ahora, ponga sobre las venas varicosas – si lo considera preciso, sostenerlas en ataduras.
Deja actuar hasta el momento en que sienta hormigueo en la piel.
Si no puede aguantar la leve sensación de ardor, retire de manera inmediata y lave con agua fría.
Repita el procedimiento 5 veces al día, preferentemente a diario.
Si su cuerpo reacciona bien al tratamiento, el resultado va a ser perceptible en poquitos días.
Tratamiento con tomates maduros
El procedimiento es muy similar al de arriba.
Los tomates han de ser bien lavados, cortados en rodajas – en rodajas finas – y aplicado sobre las venas varicosas.
Sosténgalos por 3 o bien 4 horas y después reemplazarlos por tomates nuevos.
Es preferible hacer a la noche.
El tomate es capaz de sanar venas varicosas por el hecho de que, así como sus semillas, tiene una sustancia que actúa como la aspirina.
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